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Investigadores de la Universidad de Indiana comprobaron que una alimentación equilibrada y la práctica regular de actividad física disminuyen significativamente la mortalidad relacionada con el hígado en personas que consumen alcohol, incluso en bebedores empedernidos.
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El consumo de alcohol, incluso en cantidades moderadas, puede ocasionar un daño progresivo en el hígado y aumentar el riesgo de mortalidad. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en el Journal of Hepatology aporta una esperanza: mantener una dieta saludable y realizar ejercicio físico de forma regular puede reducir, al menos parcialmente, los efectos nocivos del alcohol en el organismo.
El impacto del alcohol en la salud del hígado
De acuerdo con los datos analizados, cualquier cantidad de alcohol diario aumenta el riesgo de muerte por daño hepático. En cifras, el consumo regular incrementa la mortalidad en un 4% en los hombres y hasta un 8% en las mujeres.
El riesgo se eleva aún más cuando se trata de consumo excesivo:
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En hombres, aumenta un 52%.
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En mujeres, la probabilidad de muerte es 2,5 veces mayor.
Estas diferencias reflejan cómo el cuerpo femenino procesa el alcohol de manera distinta y más sensible, lo que convierte a las mujeres en un grupo de mayor riesgo.
Cómo ayudan la dieta y el ejercicio
A pesar de los riesgos, el estudio, dirigido por la doctora Naga Chalasani, profesora de gastroenterología y hepatología de la Universidad de Indiana, demuestra que los hábitos saludables pueden marcar la diferencia:
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Ejercicio regular: redujo el riesgo de muerte en un 36% entre bebedores habituales y hasta un 69% entre bebedores compulsivos.
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Dieta saludable: disminuyó la mortalidad en un 86% en bebedores empedernidos y un 84% en bebedores compulsivos.
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Incluso quienes bebían solo de forma ocasional, mostraron un 65% menos de riesgo gracias a una buena dieta y un 48% menos con ejercicio constante.
Qué se considera una dieta saludable y actividad física efectiva
El estudio define una dieta saludable como aquella rica en frutas, verduras, granos enteros, mariscos, proteínas de origen vegetal y grasas saludables, y baja en azúcares añadidos, grasas saturadas y alcohol.
En cuanto a la actividad física, se clasificó como:
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Ejercicio moderado: al menos cinco veces por semana.
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Ejercicio vigoroso: tres o más veces por semana.
Un problema de salud pública en EE. UU. y el mundo
En Estados Unidos, más de la mitad de los adultos (53%) consume alcohol regularmente, y se estima que 178,000 personas mueren cada año por causas relacionadas con el consumo excesivo, lo que convierte al daño hepático en una de las principales consecuencias mortales del alcoholismo.
El análisis incluyó datos de más de 60,000 personas recopilados en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de EE. UU. (1984-2018), lo que le otorga un carácter representativo y confiable.
Conclusión de los investigadores
Para la doctora Chalasani, el estudio ofrece una visión clara:
“La singularidad de nuestra investigación radica en evaluar cómo la dieta y la actividad física actúan como factores de protección frente al consumo de alcohol en diferentes patrones de bebida. Estos hallazgos refuerzan la importancia de los estilos de vida saludables para mitigar los riesgos del alcohol”.
En definitiva, aunque ningún hábito elimina por completo los efectos del alcohol, mantener una alimentación equilibrada y actividad física frecuente puede ser clave para proteger el hígado y prolongar la vida.
