Las semillas son una de las fuentes más concentradas de proteínas, fibra y antioxidantes, aunque suelen quedar en segundo plano frente a los frutos secos. Sin embargo, su riqueza nutricional las convierte en verdaderos superalimentos fáciles de incorporar en dietas equilibradas.
Estos pequeños alimentos aportan además grasas saludables, minerales como calcio, hierro y magnesio, y vitaminas esenciales para mantener la salud cardiovascular, digestiva y metabólica. Con apenas un puñado al día, es posible mejorar el perfil nutricional de tu dieta y sumar variedad a platos dulces o salados.
Semillas con más proteínas, fibra y antioxidantes
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Chía: Fuente de proteínas, calcio, zinc y omega-3 vegetal (ALA). Su fibra ayuda a reducir colesterol e hipertensión, además de favorecer la saciedad.
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Lino: Ricas en proteínas, hierro, magnesio y antioxidantes como luteína y zeaxantina. Deben consumirse molidas para aprovechar mejor sus nutrientes.
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Cáñamo: Con textura suave y gran aporte de proteínas, hierro y zinc. Ideales para batidos y ensaladas.
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Amapola: Aporta proteínas, fibra, calcio y vitamina E. Se usa en panes, ensaladas y guisos, aunque puede interferir en algunos análisis médicos.
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Calabaza (pepitas): Destacan por su alto contenido en proteínas (20 g por media taza), hierro, magnesio y selenio. Perfectas tostadas como snack saludable.
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Sésamo: Base del tahini, es rico en proteínas, calcio y antioxidantes. Tostado intensifica su sabor, aunque puede causar alergias en personas sensibles.
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Girasol: Contienen proteínas, fibra, magnesio, hierro y vitamina E. Mejor consumirlas sin sal para evitar exceso de sodio.
Cómo incorporarlas en tu dieta
Podés añadir semillas a ensaladas, yogures, panes caseros, sopas o batidos, o tostarlas para consumirlas como snack. Al ser alimentos muy versátiles, se integran con facilidad en recetas cotidianas y potencian el valor nutricional de cualquier preparación.