La NASA se prepara para un nuevo e importante paso en la exploración del clima espacial con el inminente lanzamiento de su misión TRACERS (Tandem Reconnection and Cusp Electrodynamics Reconnaissance Satellites), un ambicioso proyecto que utilizará dos satélites gemelos para estudiar cómo la magnetosfera terrestre actúa como escudo contra el impacto del viento solar. El lanzamiento está previsto para finales de este mes y marca un avance clave en los esfuerzos por predecir y mitigar los riesgos espaciales que afectan tanto a la vida cotidiana en la Tierra como a la exploración humana del espacio.
¿Qué es la magnetosfera y por qué importa su estudio?
La magnetosfera es una región alrededor de la Tierra dominada por el campo magnético del planeta. Actúa como una barrera natural que desvía la mayor parte de las partículas cargadas que provienen del Sol. Sin este escudo, el planeta estaría expuesto a una intensa radiación, con consecuencias potencialmente catastróficas para los sistemas eléctricos, satélites, redes de telecomunicaciones y la salud de los astronautas.
Con la misión TRACERS, la NASA busca profundizar el conocimiento de cómo y dónde se reconectan las líneas del campo magnético de la Tierra con el viento solar, un fenómeno conocido como reconexión magnética. Este proceso libera enormes cantidades de energía, y puede desencadenar desde auroras boreales hasta peligrosas tormentas geomagnéticas que alteran el funcionamiento de tecnologías críticas.
Una misión con impacto global: desde tu GPS hasta las misiones espaciales
El viento solar, una corriente de partículas cargadas (protones y electrones) emitida por el Sol, no solo genera efectos visuales como las auroras polares, sino que también puede causar interrupciones en redes eléctricas, fallos en sistemas de navegación GPS, interferencias en comunicaciones satelitales e incluso daños permanentes en satélites y estaciones espaciales.
Joe Westlake, director de la División de Heliofísica de la NASA, destacó la importancia de esta misión para la vida moderna:
“El conocimiento que obtendremos con TRACERS será clave para proteger nuestras tecnologías, asegurar la continuidad de las comunicaciones y mantener a salvo a nuestros astronautas”.
¿Cómo funcionará la misión TRACERS?
Los dos satélites de TRACERS volarán en formación estrecha, recorriendo la órbita de polo a polo. Esta configuración permitirá obtener mediciones sincronizadas del campo magnético, los campos eléctricos, iones y electrones presentes en la magnetosfera.
David Miles, investigador principal del proyecto, explicó que este enfoque de doble satélite mejorará considerablemente la comprensión de las variaciones espaciales y temporales de las condiciones del plasma terrestre, que hasta ahora no se han podido estudiar con tanto detalle.
Además de la investigación principal, TRACERS llevará a bordo tres instrumentos científicos adicionales, uno de los cuales estará destinado a estudiar cómo las partículas de alta energía (provenientes de las bandas de radiación) entran en la atmósfera terrestre.
Robyn Millan, encargada de este segmento de la misión, advirtió que dichas partículas no solo pueden afectar a los satélites en órbita, sino que podrían incidir negativamente en la capa de ozono, un componente clave para la protección de la vida en la Tierra frente a la radiación ultravioleta.
¿Por qué ahora? Tecnología y amenazas crecientes
En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología satelital, la necesidad de entender y anticipar los fenómenos del clima espacial es urgente. Se estima que una tormenta solar severa podría causar pérdidas económicas de cientos de miles de millones de dólares, afectar servicios esenciales como internet y telecomunicaciones, y poner en riesgo operaciones militares, aéreas y de rescate.
El proyecto TRACERS se suma a otros esfuerzos recientes de agencias espaciales, como el programa Artemis y las misiones a Marte, que buscan preparar a la humanidad para una mayor presencia en el espacio. Comprender cómo la Tierra se protege del Sol es también clave para diseñar sistemas de defensa espacial y garantizar la seguridad de futuras misiones tripuladas más allá de la órbita terrestre.
¿Qué sigue después del lanzamiento?
Una vez en órbita, los satélites comenzarán a recolectar datos casi de inmediato. Se espera que la misión proporcione información sin precedentes durante varios años, lo que permitirá a científicos e ingenieros mejorar los modelos de predicción del clima espacial y desarrollar tecnologías más resistentes frente a las tormentas solares.