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Este domingo 7 de septiembre de 2025, el Papa León XIV presidió en la Plaza de San Pedro del Vaticano la canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, en un acontecimiento histórico que reunió a más de 80.000 peregrinos y fieles de todo el mundo.
Carlo Acutis, fallecido en 2006 a los 15 años, fue proclamado el primer santo milenial, conocido como el “influencer de Dios” por su habilidad para integrar la tecnología y la fe. Desde niño demostró una profunda devoción por la Eucaristía y creó una página web donde catalogó milagros eucarísticos de todo el mundo.
Por su parte, Pier Giorgio Frassati, un joven universitario italiano que murió en 1925 a los 24 años, fue reconocido por su pasión por la montaña y su compromiso con los más pobres, lo que le valió el título de “apóstol de los jóvenes”.
Homilía del Papa León XIV
Durante la misa solemne, el Santo Padre destacó que la santidad de ambos jóvenes comenzó en la sencillez de la vida cotidiana:
«Todo comenzó cuando, aún jóvenes, respondieron ‘sí’ a Dios y se entregaron a Él plenamente, sin guardar nada para sí. Ambos estaban enamorados de Jesús y dispuestos a dar todo por Él».
El pontífice animó a los jóvenes presentes a mirar la vida de Carlo y Pier Giorgio como ejemplo de que la santidad es posible en medio de la modernidad, el estudio, el deporte y la amistad.
El Papa también citó una de las frases más recordadas de Acutis:
«Cuando nos ponemos frente al sol, nos bronceamos. Cuando nos ponemos ante Jesús en la Eucaristía, nos convertimos en santos».
Relevancia mundial
La canonización de Carlo Acutis ha despertado un interés especial en las nuevas generaciones, al tratarse de un joven cercano a la era digital, que utilizó la informática como herramienta para difundir la fe. Su vida se ha convertido en un símbolo de que la tecnología, lejos de alejar de Dios, puede ser usada como puente hacia lo espiritual.
En tanto, Pier Giorgio Frassati representa el testimonio de un joven que supo combinar su pasión por el deporte con un firme compromiso social, llevando ayuda a los necesitados en silencio y sin ostentación.
Ambos santos se suman a la lista de referentes juveniles dentro de la Iglesia católica, mostrando que la fe no está reñida con la modernidad ni con la juventud.
